Esto de que por 1 € (ofertas que no hay que dejar escapar en la vida) puedas tener un mes de Xbox Game Pass puede dar para muchísimo y, en este caso, para una sorpresa la mar de colorida e interesante.
HUE es un juego que no conocía. Uno de estos que pasan desapercibido ante los ojos de muchas personas y eso que ya lleva en la calle prácticamente 2 años. En 2016 salio para PC, PS4 y XBOX ONE, un poco más tarde para PS vita. Desarrollado por Fiddlesticks y distribuido por Curve Digital. Es un juego de plataformas de estos que te piden precisión, pero precisión de la buena en los que sueles fallar más a menudo de lo que te gustaría reconocer. Pero no solo es un plataformas, también es un juego de puzzles. Una mezcla perfecta, al igual que la pizza con piña ( que a muchos apasiona y a otros repele ).Es un juego que te reta, que no llega a ser frustrante ni mucho menos y en el cuál sabes que si has fallado a sido por tu culpa y nada más. Una milésima más tarde y el salto te llevará a un pequeño pozo con pinchos, teniendo que repetir el puzzle y agudizando tus sentidos y coordinación para lograrlo como es debido.
Como plataformas ya ha quedado clarísimo que cumple con todo. Tiene unas mecánicas muy sencillas, saltar y empujar objetos, hasta ahí bien. Pero el grueso del asunto le viene de los colores.
HUE, un chico que amanece en su cama ( como muchos otros en el mundo de los videojuegos) en un mundo monocromo con un estilo visual sencillo pero contundente, y recibe un mensaje de su madre, que se ve atrapada en un mundo de color imperceptible al ojo humano debido a una serie de experimentos con el espectro de los colores. Has de reunir todos los fragmentos de una especie de anillo de colores y, a cada color que encuentras, cambiará tu modo de ver el mundo de HUE. Una vez vas consiguiendo los colores los puedes seleccionar con el joystick derecho, ralentizando el tiempo en ese mismo momento, cuando aparece el menú radial con los colores. No tardas en aprenderte donde están los colores ubicados por que a veces el calculo y la precisión sobretodo a de ser muy fina. Es esta mecánica de combinar el menú radial prácticamente de manera constante para cambiar colores la que hace al juego muy interesante a la hora de jugar. Es sencillo, pero preciso e infalible.
Sabiendo esto, cuando eliges un color anulas en pantalla todo lo que exista de ese mismo color, el fondo cambia y todo lo que tengas en pantalla, ya sean trampas o cajas de ese color, desaparecen. Es aquí donde el juego pone a prueba toda tu lógica con unos puzzles muy bien desarrollados que te hacen estrujarte mucho el cerebro, aunque cabe destacar que, por lo menos a mi, algunos puzzles me han hecho sudar sangre pero otros en cambio los he descifrado incomprensiblemente rápido. Será que me he vuelto más fino o simplemente he tenido «potra» en la ejecución. Cuando más avanzada va la aventura, más colores tienes a tu disposición. Llegando a reunir un total de 8 colores tendrás que combinarlos para sortear los diferentes niveles.
Una de las cualidades de este juego en cuanto a lo visual se refiere, es la manera que tiene de cambiar el escenario con un simple cambio de fondo. Y es que, cada vez que cambias de color, el juego simplemente te llena, te impacta visualmente y realza su simplificado pero efectivo apartado visual.
El juego me a durado unas 4 horas y media. No me parece para nada un juego corto, ya lo digo. Y es que a veces desearías que se terminase antes por que te puede llegar a saturar la cabeza con algunos puzzles. Pero vamos, una duración más que acertada. Tienes unas probetas que puedes recoger por los distintos niveles a modo de coleccionables, algo que si te interesa sacar el 100% del juego puedes conseguir sin mucho esfuerzo, ya que el juego tiene viaje rápido a todas las zonas. Yo no soy muy de «logrearlos» al 100%, pero para el que quiera, viendo una guía de las ubicaciones de los objetos, posiblemente no te lleve mucho más de 30 minutos.
En definitiva, un juego de puzzles y plataformas en 2D muy fino y bien cuidado que te hará disfrutar muchísimo si te gusta este género. A esas personas que no sean estos juegos santos de su devoción simplemente decir que lo prueben, que siempre viene bien dejarse de patear balones o pegar tiros para estrujarse el cerebro un ratejo. Que no se diga que los videojuegos atontan.
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